miércoles, 24 de julio de 2013

La verdad que si tuviera el poder de decidir que te murieras ahora mismo, no sé si lo pensaría dos veces. Me da cierto miedo mi respuesta. Siempre quise que las cosas te salgan bien, estoy harta de pensar así, ahora quiero que las cosas te salgan asquerosamente mal. Ya no me quiero apiadar de vos porque no vale la pena. No quiero sentir lástima por vos, no sin antes sentirla por mí. Sos la misma lacra que yo, de distintos lados, con otros nombres, otras identidades, sin embargo, no te salva nadie de lo que sos. Estamos a años luz de distancia, todo nos separa. Si pudiera quedarme de este lado del muro para siempre, lo haría. No quiero cruzarme más del otro lado por vos. No quiero enredarme con tu mierda. Quiero mantener la misma distancia que la vida bien nos supo imponer, no quiero quebrar leyes de la naturaleza buscando lo imposible por estar un segundo bien a tu lado. No hay ningún patrón razonable en la naturaleza que me indique que lo mejor sos vos. Ojalá así lo pueda entender alguna vez. Mentira, no sé si te deseo el mal, por lo menos no el peor mal del mundo, simplemente te quiero fuera de mi cabeza, no quiero que me enfermes más. Esto es lo que provocás en mí, sacás mi peor lado, y yo no soy así, creo no ser así. Es repulsivo sentirse así. Ya me ensucié demasiado la mente pensando en vos, no sé en cuánto tiempo se me puede reparar. No sé cómo lo podría hacer o si alguien podría hacerlo por mí. No te quiero odiar, no te quiero querer, quiero sencillamente que me seas indiferente. Que mirarte no provoque volver a mirarte, que no me incite a poner excusas para hablarte. Quiero mirarte como a una piedra, como a un pedazo de cartón, como a un cacho de mierda, no sé, como a algo tan insignificante que no me haga sentir absolutamente nada. 


Datos personales